lunes, marzo 14, 2005

BIBLIA COMENTADA POR UN HIJO DE EVA 1era entrega

Al parecer no hay una Biblia. Hay muchas Biblias. Lo cual sería convertir en plural un plural, ya que Biblia tiene su origen en el término griego $4$8\", que quiere decir “libros”. Entendamos entonces que Biblia es un singular que contiene un plural.

La primera Biblia fue la de los judíos. 24 libros que se dividen en “La ley”, “Los profetas” y “Los escritos”. Esta Biblia reunía conocimientos muy importantes para el pueblo judío; narraba su historia desde el origen del mundo hasta febrero del 134 a. C., asimismo contenía muchas leyes para regular comportamientos de orden político, religioso y cotidiano; enseñanzas religiosas pronunciadas por profetas y, por si fuera poco, poesía.

Según esto, podemos pensar que los judíos eran un pueblo bastante práctico. En lugar de tener que buscar, traducir, escribir y copiar libros para poder recopilar y difundir el conocimiento, contaban con una “enciclopedia” de 24 volúmenes (seguramente rollos, más que volúmenes empastados), que contenía todo lo que necesitaban saber.

Mientras tanto, los griegos y romanos perdían su tiempo con la retórica, la ética y la lógica.

Ya lo puedo imaginar. Antes del Círculo de Lectores, antes de Espasa - Calpe y Britannicca, antes de Lexis 22, se veía por las calles de Quiriat-Yearín un hombre de abdomen voluminoso, luenga y poblada barba, llevando un burro. El hombre se acerca a la puerta de la casa, un niño abre.
- ¿Está tú mamá? –pregunta el hombre-.
Claro, si el niño fuera del Caribe colombiano, entonaría un “Oye, mamá en la puerta hay un señor que dice que es mi papá y que quiere hablar contigo.” Pero, en este caso el niño dice:
- Un momento.
Cierra la puerta y le dice a su madre que en la puerta hay un tipo igual a todos, que lleva un burro, pregunta por ella. La mujer va hasta la puerta, abre, y el hombre le ofrece todo el conocimiento que se necesita en Israel reunido en 24 rollos y por la módica suma de 199 denarios. La mujer diría que no tiene esa suma, pero el hombre replicaría que en ese caso existe la opción de pagar mensualmente 9 denarios, que corresponderían a un rollo, al cabo de 24 meses tendría al alcance de la mano la respuesta a cualquier duda. Además, si hacía su compra en ese momento, recibiría sin ningún costo un hermoso y práctico calendario. Por si fuera poco, mensualmente recibiría un catálogo con las diferentes ediciones de los rollos.

Claro, eso era cuando en Quiriat-Yearín la vida era tranquila. Le pagabas tus impuestos al invasor de turno, ibas a la sinagoga, seguías la ley y nada más. Los problemas vinieron después.

Un tipo de Caná se casó con una mujer muy hermosa. Si hablamos de bellezas judías no era precisamente del tipo Golda Meir, más bien Catherine Zeta-Jones. Ya se imaginarán qué bombón era esta mujer. El día de la boda la nueva casa estaba llena de gente, la mayoría invitados, otros no. El caso es que este hombre se moría de ganas por estrenar su nueva adquisición, pero la fiesta había arrancado hacía no menos de una hora. Desesperado, el tipo le pide a su mayordomo que cierre la bodega sin que nadie se dé cuenta y que haga correr la voz de que el vino se ha acabado.

El mayordomo cumple con la orden y después de un momento la gente empieza a despedirse lentamente, poco a poco. “Es que mi hijo aún no cicatriza de la circuncisión”, “Tengo que ir a cobrar un dinero”, “mi esposa no se siente bien”. Claro, a espaldas del novio la gente mira cuántos borrachos hay, para determinar si es que de verdad han bebido mucho o si el dueño de casa es un avaro.

Al novio, por supuesto, nada de esto le importa, su único interés es lo que está debajo de las ropas de su esposa. Sin embargo, al fondo del salón está un tipo rubio, alto, de ojos azules[1], que según decían era profesor o algo así, ya que había ido con unos muchachos a los que él llamaba discípulos y con su madre.

Estos discípulos se entretenían echando agua en la cabeza de la gente y preguntándole a las personas qué mal padecían, al saberlo ponían la mano en la parte afectada. Cuentan que fueron muchos los golpes que se llevó aquel que pretendió curar de angina de pecho a la hija del rabino.
La cuestión es que la mamá de este profesor le dice a su hijo:
- No tienen vino.
- ¿Y a mí qué? No ves que no bebo –Respondió el hijo.
Pasaban por ahí unos sirvientes y la señora, María, parece que se llamaba, les dijo que hicieran según su hijo les indicara. Este tipo, Jesús, se llamaba, les dijo que llenaran unas tinajas con agua. El agua se convirtió en vino. La gente empezó a volver. “Mi hijo está bien”, “me ha dicho que pagará mañana con intereses”, “mi esposa está mejor”, “qué buen vino”.

El tipo este no sólo convirtió seis tinajas de agua en vino. El vino resultó ser mejor que todo lo que tenía el dueño de casa. Dicen que la fiesta duró hasta el anochecer del día siguiente y que el pobre recién casado estuvo todo el tiempo llevando y trayendo bandejas. Decía la gente “qué atento”; decía él: “ojalá nadie note que la tengo más tiesa que las columnas del Templo de Salomón”.

La cuestión es que este Jesús siguió haciendo mucha bulla, no sólo le hacía perder dinero a la gente de los bares, sino que además armaba desórdenes en el templo, dejaba sin clientes a médicos y enterradores y el resto del día se la pasaba diciendo que era el Hijo de Dios. En su pueblo, Nazareth, la gente veía raro a José, su padre, el carpintero del pueblo.

Pues nada, este Jesús resultó ser todo un suceso, le llamaban el Cristo. Después de que murió, la gente seguía hablando de él y terminaron armando un grupo muy simpático, tenían muchos seguidores, pero eran medio desordenados. Tenían muchos enemigos. Los altos jerarcas del judaísmo estaban preocupados, la gente prefería bautizarse a circuncidarse. Ellos no entendían por qué.

Uno de los enemigos de estos discípulos, a los que después los empezaron a llamar cristianos, era un tipo llamado Saulo. Hay muchas leyendas al respecto, pero el asunto es que Saulo no sólo le hizo pistola al sanedrín y se unió a los cristianos, sino que además los organizó y les subió el perfil.

Para que se me entienda, estos primeros cristianos eran medio hippies, medio comunistas. Se dedicaban a bautizar gente y hacer milagros. Tenían poca visión. Saulo, en cambió, los organizó, le escribió cartas a todo el mundo, organizó una gira por las principales ciudades del Mediterráneo, se puso al tanto de todo y ahí sí quedó armado el cristianismo.

No hay seguridad sobre si fue Saulo el que empezó con el problema de las Biblias, lo cierto es que después de él ya había dos Biblias. Una, la de los judíos, la regular de 24 volúmenes, y la otra, la recién aparecida, la de los cristianos. Esta, además de incluir la Biblia judía, a la que llamaba Antiguo Testamento, tenía un Nuevo Testamento que incluía todas las cartas de Saulo y varios chismes sobre la vida del tal Jesús.

Otro problema surgió en el año 70 después de Cristo, y es que corrieron a todos los judíos de Palestina.[2] Muchos llegaron a pensar que el cuento del pueblo elegido era mamadera de gallo de Dios. Otros se juntaron con cristianos, pensaron que la mamadera de gallo de Dios era bastante compleja y crearon el gnosticismo. A este reguero de judíos por Europa, Africa y Asia se le llamó diáspora.

Las cosas empezaron a desordenarse, los judíos ahora vivían en sitios en los que nadie usaba Biblias, leían autores griegos y romanos, que además tenían más de un dios, por otra parte escribían las vocales. Siendo el asunto tan grave, se reunieron en Grecia 70 rabinos. Imagínense, 70 rabinos juntos, cuántas botellas de Mannischewitz se necesitarían para tenerlos contentos, eso sin contar el reguero de pelos de barba que habrán tenido que barrer después de la reunión.

El asunto es que estos 70 armaron una Biblia griega para los judíos en la diáspora. Pero, claro, eran 70 y después de todo ese vino kosher nadie tenía claro quien había quedado con la versión definitiva. Lo cierto es que uno resultó con una versión que tenía cinco libros que antes no estaban. A muchos les encanto esta nueva versión. Cuentan además que los otros cinco libros venían sin costo adicional. Los cristianos resultaron aceptando los nuevos cinco libros.
Los gnósticos, por otro lado, resultaron con nuevos libros, su Biblia era más grande, tenía chismes sobre la vida de Jesús antes de los 30 años, en fin; los Alejandrinos de entonces tomaron por moda leer esta Biblia y discutirla en amenas charlas en las tabernas que había junto a la Biblioteca. A los cristianos no les gustaron las historias de los gnósticos y llamaron “evangelios apócrifos” a estos nuevos libros. Trataron de consolidar una versión oficial, pero fue imposible, si había la opción de armar la Biblia al gusto personal, para qué ponerse a comprar una que de pronto no sirve.

Cuentan además, que por esos días algunos editores trataron de hacer ediciones atractivas que incluían una lógica aristotélica resumida, una edición bilingüe del “El Banquete” de Platón y figuritas para recortar.

En el 313 Roma asume el cristianismo como religión oficial. Los cristianos suben de categoría, ya no los escupen en la calle, no se reúnen en catacumbas (al parecer estos sitios eran frecuentados por jíbaros y prostitutas), ahora los saludan en público, llevan ropa de los mejores diseñadores (al fin y al cabo es Italia) y pulen su latín. Estando en tan ventajosa posición, aprovechan y organizan el asunto de la Biblia. Los judíos, que usen la que se les venga en gana (ellos ya habían logrado una versión de la original con vocales escritas), los cristianos usarán una bella edición en latín que incluye ilustraciones de los lugares santos, pueden además exhibirlas en vistosos atriles en las salas de sus casas, no importa que no la lean.

Hasta ahí la historia es fácil de contar. El problema es que después los cristianos se pelearon y los que estaban en los Balcanes no gustaban de los que estaban en Roma, algunos dicen que el origen de la discusión fue porque a los balcánicos les parecía que los romanos al cortarse la barba se veían afeminados y como además eran célibes, no querían enfrentar en el futuro chismes de ministros pederastas. Obviamente esto significó una nueva Biblia. El asunto no era tan difícil porque después de que los bárbaros tumbaron a los romanos el latín pasó de moda. Las lenguas nuevas no tenían escrituras así que los curas cristianos arreglaban sus asuntos bíblicos entre ellos. ¿Y la gente de los Balcanes? En general, al resto del mundo sólo le interesan cuando tienen problemas políticos, así que las interesantes discusiones bíblicas y teológicas que se dieron en esta región, sobre todo en Bizancio, pasaron desapercibidas para el mundo.

Todo iba bien hasta que a un alemán se le dio por joder a todo el mundo. No, no era Hitler, ese era austríaco. El alemán en cuestión era Martin Luther, un monje agustino al que le sacaba la piedra que la gente del Vaticano (así se llamaba la ciudad que armaron los altos jerarcas cristianos junto a Roma) le sacara plata a la nobleza europea a punta de indulgencias y se diera la gran vida, mientras él estaba en el monasterio chupando frío y traduciendo libros sin participar de un negocio tan bueno.

Así las cosas, Herr Luther armó su alboroto. Le dijo a todo el mundo que lo de las indulgencias era mentira. Además, se inventó el idioma alemán y tradujo la Biblia del latín al alemán sólo para que la gente de la región se enterara de toda la mierda que hablaban los curas. Claro, eso significa OTRA BIBLIA. A más de un rey que estaba mal parado con el Vaticano le gustó el cuento de Luther y le siguieron la cuerda, pero los del Vaticano no se iban a dejar joder el negocio y se armó el mierdero en Europa. Era tal la violencia de esos días que entonces, igual que hoy, se fueron muchos para Estados Unidos para salvar su vida.

Estados Unidos era colonia inglesa, pero los colonos se mamaron de pagar impuestos y se independizaron de Inglaterra. A la hora de armar el nuevo país surgió el asunto religioso. Por Europa sabían que eso era para problemas, además la mayor parte de los que estaban organizando la cuestión eran masones, así que aceptaban cualquier religión. Para evitar problemas, se inventaron la libertad de culto.

Desde entonces cualquier norteamericano puede inventarse la religión que se le dé la gana. El problema es que la mayor parte de religiones que se inventan los gringos son de perfil judeocristiano (vaya uno a saber por qué); por tanto, necesitan Biblias. Entonces, desde que en Gringolandia la gente siga inventándose religiones saldrán toda clase de versiones de la Biblia, no faltará el que la empiece con un “Al principio Bill Gates creó los cielos y la tierra”.

Así pues, habiendo tantas versiones y siendo poco mi interés en estudiar distintas Biblias, he determinado hacer mis comentarios bíblicos a partir de la Biblia de Jerusalén (1998) editada por Desclée de Brouwer. ¿La razón? Es la que tengo a la mano. Argumento no menos arbitrario que los usados por mis antecesores en el estudio de las cuestiones divinas.

Hasta la próxima.

Paperback Writer.




[1] Sí hay judíos rubios. Para la muestra Woody Allen y Michael Douglas. Recordemos también que los arios vienen de India. Por otra parte, una persona que despertaba tanta admiración, debía tener un aspecto único y especial. Hay que recordar además que Jesús era del linaje del rey David, que era rubio.
[2] Claro, en ese entonces ese año no fue el 70 d. C. El calendario era otro. Pero después hablaremos de calendarios y la influencia de Jesús en la medición del tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

exelente, es lo unico que se puede decir, no creo que nadie lea este comentario pero aun asi los invito a que se hagan ha cuadros los ojos frente a una pantalla de computador mientras leen este blog y particularmente este articulo sobre la biblia.

graciosisimo...espero un articulo nuevo de este(a)autor(a)para degustar un buen texto.