viernes, febrero 10, 2006

ENTREABRIENDO LA PUERTA

Durante el primer semestre del año 2005, en el barrio La Reliquia, de Villavicencio, se realizó un taller de literatura que pretendía indagar cómo el arte, desde perspectivas de la antropología contemporánea, aportaba en procesos de construcción, transformación y expresión de la identidad, de la subjetividad y de valores culturales vinculados con la sexualidad y los derechos humanos[1]. Los protagonistas del taller fueron jóvenes que estaban entre los 13 y los 17 años, hombres y mujeres, habitantes de este barrio, que habían sido desplazados por el conflicto armado que sobrevive victorioso en nuestro país.

En Colombia el silencio y la muerte son valores estructurales de la moral tradicional y dominante. Crear es un pecado porque crear es desobedecer y, como decía en la homilía el párroco de La Cuncia (corregimiento de Villavicencio), desobedecer es llevar dentro el espíritu del demonio. Los colombianos y colombianas, hijos e hijas de un país hacendatario y medieval, aprendimos que la creación y la disidencia nos lleva al juicio, a la exclusión y a la hoguera. Entonces, acáhoy, crear y desobedecer es casi casi morir. Traición a la patria en tiempos patrioteros. No nos gusta el dolor ni el autoritarismo, pero crecimos repitiendo que es un mal necesario.

Tal es la razón de esta publicación. La necesidad urgente de comenzar a decir que no, que no es necesario el abandono ni el silencio ni la muerte ni el desplazamiento. Circular sentimientos y palabras que nos alimenten las luchas por la dignidad y los derechos, que nos recuerden el deseo brutal de ser libres y felices, de tener noches de buenos sudores, besos largos y mimos sinceros.

Este librito (donde el –ito es tamaño y ternura, no importancia) es un gran espejo de agua, como dicen los viejos pescadores. Espejo pa’ los escritores y escritoras que se jugaron preguntas hondas y llantos dolorosos; espejos pa’ los que trabaja(n)mos en la promoción de derechos humanos y de salud pública, tan infectos de autoritarismo ideológico-científico que estamos. Pero, sobre todo, espejo de agua, ciénaga en reposo, para la persona que se acerque con ojos dispuestos. Verá, en un de-repente inesperado, que la imagen en la superficie del agua se comienza a fundir lentamente con la del fondo y con la imagen del muchachito-escritor y con la suya propia y con la del cielo a sus espaldas y serán ya imposibles de separar y elagua dará hasta los tobillos o hasta la nunca se sabe y ya no será el mismo ni tendrá las mismas preguntas ni las respuestas que hasta ahora… O puede, claro, no pasar nada de esto, porque la literatura, como la vida, necesita de por lo menos dos para existir.

Estos textos son la puerta de entrada a un universo desconocido para gran parte de las élites económicas, artísticas e intelectuales colombianas, para la clase media desmemoriada, para el mundo adulto que se evidencia abusivo y doloroso, para el patriarcado devastador que nos mutila la potencialidad y el placer, para los feminismos de la exclusión, para el unomismo autoritario y cansado que prefiere no ver-se. Un universo apadrinado, negado y alimentado por la clase política y latifundista de Villavicencio y del Meta. Porque más allá del sobrecogedor amanecer llanero, de las tribulaciones del arpa y los capachos… mucho más acá de las garzas y las talanqueras, del Festival del Coleo, la bravura del llanero y el mítico erotismo de las mujeres, está una ciudad que se desmorona con cada anochecer, que patrocina oficial y negadamente la explotación sexual de muchachitas y muchachitos pobres, que asesina o excluye sistemáticamente cualquier intento de organización social no clientelista. Universo que se cría día a día en una ciudad que, como el país, vive gobernada por el paramilitarismo, el narcotráfico, los varones y el silencio.

Creemos que el arte en Colombia debe madurar. Nadie vive mucho tiempo y buena vida sin alimentarse. Tampoco lo hará el arte ni La Literatura. Es necesario que nuestros (colombianos) escritores y estudiosos se limpien los ojos de tanto ego y tanto trip[2] para ver y escuchar las voces del mundo “inculto”, ese que tanto les asusta y les genera compasión navideña, para promover e interpretar la creación de quien no sabe que puede crear. Para llenar de vida viva los libros de letras muertas que compramos y vendemos en las librerías. Para que los críticos aprendan a ser realmente malpensantes y no idiotas útiles o publicistas de multinacional.

No es una confrontación lo que proponemos entre La Literatura “culta” y esta literatura de campo, es una complementariedad necesaria. Es un beso séptico. Es, sí, una lucha descarnada contra la injusticia, la estupidez, los egos asesinos y la exclusión. La cotidianidad de estos jóvenes es el abandono que la moral conservadora bautiza libertinaje.

La academia, y los que nos dedicamos a escribir versos y ensayos, tendremos la obligación de generar métodos, categorías, conceptos, experiencias, estéticas y estrategias, que permitan la construcción y divulgación de literaturas más incluyentes, inteligentes y útiles (no pueden pesarnos esas palabras). No podemos permitirnos caer en el abismo de la autoreferencia, de los homenajes circulares, de la ceguera provocada por aquellos a quienes les ponemos las vendas. Ese círculo es la condena para mucho más que la literatura nacional. Es alimento para los programas que “ofrecen muerte y destrucción” a cambio de un puestito en la Bolsa y un paseo en camioneta fina; es validación para los líderes asesinos, esclavos y esclavistas que nos rondan y gobiernan. Y luego de estos manchones de tinta no tendremos derecho de llamarnos inocentes… apolíticos, como les gusta a los artisticas posmodernos.

El arte, como la dignidad, es un cultivo frágil. Tallos y raíces capaces de recrear la tierra y las semillas. Al arte hay que regarlo, acariciarle las hojas, permitirle que se alimente del cuerpo de los antepasados, asistirlo en tiempos de crisis. No por el sueldo de los artistas (también); sí por lo que el arte hace en la vida de una nación. El arte como pauta de crianza, insistimos, no como élite superdotada.

Las formas más peligrosas del autoritarismo no provienen de las armas y el dolor; surgen de la tierra prometida, del establecimiento de la felicidad y, por supuesto, de la belleza unívoca. Comunitarismo. Literatura de auto-ayuda. Arte sin resistencia. La dignidad es un sentimiento que se cría. Y la literatura tiene la capacidad maravillosa de ser huerto y proteína y lluvia y beso para los sentimientos. Aprendimos, colombianas, que nuestra dignidad, hoy como ayer, es un bien negociable, aburrido, denso. Un sentimiento que es mejor no tener, que da pereza. Porque, entre otras cosas, no hemos tenido mucha literatura que nos lo alimente.

Para eso creemos en el arte. En el arte para eso. Para esto publicar. Para poder hablar. Para ser. Que la dignidad y el placer son rebeldes, que la existencia, aquíhoy, es lucha y resistencia. La Reliquia hierve, palpita; bomba de tiempo, licuadora, cerca de espinas, orgasmo contenido.

Punto

Este libro está dividido en tres capítulos caracterizados por la intencionalidad y el tono de los textos reunidos. El primer capítulo, Sentires, pone sobre la mesa cartas íntimas que, si las dejan, se abren al viento sin que haya, explícitamente, más intención que expresar un sentimiento. Sentir y publicar los sentires es un bien de difícil acceso para muchos de los y las jóvenes desplazadas que viven en condiciones de pobreza extrema y abandono. No porque no sientan, por supuesto, sino porque a veces sentir se vuelve peligroso o inútil. No hay tiempo o no es importante. Porque trabajar es ofrecer el cuerpo; preferiblemente, un cuerpo que no sienta. Y de tanto callar se termina olvidando. Así, recuperar y reconocer nuestros sentires, así no nos gusten ni nos parezcan convenientes política o educativamente, es un paso en la dignificación de la vida.

Los Reclamos son textos con queja y destinatario específicos. No son flores al viento, son cachetadas certeras sobre un rostro conocido. Sobresale la dolorosa masculinidad y paternidad que aún siguen reinando en Colombia. El abandono, la violencia, la estupidez del padre y las heridas hondas de difícil cicatrización. Así mismo, es evidente la lucidez de estos jóvenes para identificar los obstáculos y barreras que les truncan su, también evidente, anhelo de gozo y tranquilidad.

Cuando la historia y el presente están rondados por múltiples violencias y desengaños, las Caricias se aparecen como oasis de reconstrucción, de resistencia y de fe. Muchas son dirigidas a otras personas, usualmente amores, pero algunas son obsequiadas en solitario frente al espejo. El erotismo, la ternura, el amor, y la autoestima son los valores y actitudes que rondan estos textos. La posibilidad, son estas caricias, de un mundo otro, distinto, más suave y tranquilo. Gozoso.

Finalmente, pues, este libro es una gran carta escrita por algunos jóvenes habitantes de La Reliquia, ninguno nacido en Villavicencio, en la que narran, exigen, lloran y construyen los mundos que han vivido y los que más desean habitar. Los textos son resultado del taller mencionado, y son, sin peros, considerados como obras literarias, piezas de arte que merecen total reconocimiento por parte de la crítica, de los lectores y las lectoras. De sentires, reclamos y caricias pretende ser un homenaje y un impulso a la literatura y al arte que germina y florece, todos los días, como experiencia vital, fuera de los círculos de la gran cultura. Una obra literaria que recorre y revuelca todos las esquinas del cuerpo y de la vida, que nos transporta y nos emociona, que se vincula directamente con las luchas íntimas, políticas y sociales por los derechos humanos y la equidad. Un librito capaz de hacernos dudar, como El Quijote. Porque el arte, venga de donde venga, fírmelo quien lo firme, es así.



Villavicencio, Meta.
Diciembre de 2005.


[1] El Taller realizado correspondió al trabajo de campo para la investigación “De Secretitos y Claraboyas: sexualidad y derechos en la literatura de autorepresentación con jóvenes en contextos de desplazamiento”, Tesis de Grado de la Maestría en Literatura de la Universidad Javeriana. Así mismo, dicho trabajo de campo hizo parte de las actividades del Proyecto INT00P9M “Atención a las condiciones de género y salud sexual y reproductiva de la población desplazada por la violencia”, desarrollado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas en alianza con, para el caso de Villavicencio, la Asociación Sociocultural Nacatsi, la Fundación Restrepo Barco y Save the Children (Reuno Unido).
[2] Palabra inglesa que significa viaje. En el círculo de la rumba electrónica y del arte “posmoderno” urbano, el trip hace referencia al viaje y a las alucinaciones provocadas por los ácidos y otras drogas psicoactivas.

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