viernes, octubre 20, 2006

Revolenado la cola al sol

No quiero hablar sobe la estúpida bomba en Bogotá. No quiero dar la menor importancia a un viejo juego conocido que tuvo su culmen con las torres gemelas, la consecuente pataleta de los imbéciles, el aumento del presupuesto militar y la destrucción de Afganistán e Irak. Dos naciones enteras. No quiero hablar de eso. Porque a nadie le importó la bomba, sólo el discurso del gran Imbécil de cinto tricolor al pecho. Discurso que tampoco es noticia. Periódico de ayer. Orín coagulado.

Y es de eso de lo que quiero hablar. Creo que cada vez más soy Bocachica sin paciencia. Creo que cada vez más nuestro país, aquella Colombia arrugadita y morena, avanza hacia un profundo hueco. Y sobre cómo todos sabemos eso. Y lo alimentamos a cada día. Sobre cómo nada de esto, Nada, es noticia. Pais derrotado por su propia historia, por la mala suerte de la vida. Derrotado. No, la vida no es justa, que le pregunten a los salmones. No, no es, y nos tocó la peor parte. Y aprendimos así.

Tener un pasaporte colombiano es una mierda. Ese es un dato objetivo. Más aún cuando usted viaja por rio, cuando sus escamas son morenitas, cuando tiene las gafas sucias, cuando es bocachica y no cardenal. Duele, cuando cada policía de aduanas, de Ecuador a Argentina, se cree (y tiene) con el derecho de ofrecer aquella sonrisita de mierda... Pero no, eso no es lo peor. No caigamos en el patético lugar común de la clase media asustada. Lo peor no es cuando el hombre que vende perros calientes en un carrito a miles de kilómetros del lugar donde reposa su partida de bautizmo le dice: uhm colombiano? Y no trajo algo para vender?..... (y luego de sonreír y pensar (sólo pensar porque él no quiso ofender): sí, claro, café, porque eso que toman ustedes aquí definitivamente no es). No, claro que no es lo peor. Eso es hasta divertido.

No es lo peor saberse parte del más grande exportador de cocaína... La gran vergüenza no es esa. Ni siquiera que los amigos internacionales de la izquierda internacional le pregunten si usted hace parte o ya hizo parte alguna vez de las Farc.... Tampoco es esa la gran vergüenza. Hasta da un hálito de misterio que proteje y seduce.

Pero por ahí comienza. Y va: vergüenza es tener que explicar para un grupo de post-adolescentes incautos la historia y presente de nuestro conflicto armado.
Vergüenza contarles sobre La Violencia.
Vergüenza explicar las hazañas de los Cardenales y Obispos denunciando a Camilo Torres, excomulgando liberales, masacrando palomas en la Catedral y formando la subjetividad de los estudiantes via suave y delicada penetración anal pre-adolescente (ese es otro tema del que conversaremos al frío de la próxima cerveza).
Vergüenza dejar que las amigas y amantes lean los discursos de nuestro presidente Uribe.
Vergüenza contarles sobre lo patéticas y ridiculas, sobre lo salvajes que son hoy las Farc después de ser lo que fueron.... porque fueron, no lo olvides.
Vergüenza explicar que en muuuuuuuuuuchos lugares de Colombia los paracos son, literalmente, los dueños de las prostitutas..... Y que le queman a la gente las manos con ácido. Hoy, aquí cerquita, en el mismo continente, en pleno siglo XXI..... Y que a los empresarios, a las élites, a los milicos, ganaderos, exportadores les encanta darles plata para que les cuiden las vacas, para que les extiendan la finca, para que les quiten del oído las palabras que no quieren escuchar. Y que muchos de mis familiares votaron por tenerlos en el poder central, y votarían de nuevo. Y que sonríen sin la menor pena.

Y, quizá la peor de todas las vergüenzas, describir la configuración de nuestra dictadura....... Describirles los performances de seguridad y de traquetez, de snobismo y de miseria que se construyen, día a día, en el Centro Andino de Bogotá. Por ejemplo.

Contarles cómo en las vistias del Emperador se limpia a Cartagena de indigentes. Se traen negras para que mamen, bailen y no hablen.

O sobre el desplazamiento. Qué cosa tan absurda!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Y las masacres. Fuera de nuestras fronteras no se entiende.
Y los anillos de seguridad.
Y la puta "Seguridad Democrática" que sólo para quien está demasiado tarado por la obediencia colombiana no es un contrasentido básico.
Y las detenciones ilegales.
Y los informantes encapuchados recibiendo dinero de los Generales.
Y las Farc escondidas, deshechas, golpeteando torpe y cruelmente.
Difícilmente la disctadura de alguno de los países que tuvo dictadura fue tan salvaje, tan absurda y tan sin remedio como la que llevamos construyendo los últimos 20 años.

Por eso nada de esto es noticia.

Lo peor es la cotidianidad misma y la subjetividad con la que crecimos. Saber va a ser difícil encontrar un lugar del mundo más miserable, violento y acostumbrado... que el que llevamos dentro.

Eso es vergonzoso.

Sólo queda la lucha. Que necesita mayor radicalidad (no hablo de bombas estúpidas, por si algún estúpido fachito quiere revirar). Una lucha que es también moral. Que debe difundirse como los buenos sancochos, no como el virus ni el invierno.

Pero claro, de Bocachica aprendí también a revolear la cola para hacer sonreir al sol: En las elecciones pasadas Su Majestad perdió en Barrancabermeja. Bendita sea. Desde el año 2000 están entrando los paracos con toda la fuerza. Pero Barranca es realmente fiera, que nadie lo dude. La guardia indígena es una ilusión, un sueño, un buen beso recostadito, una -cuesta trabajo decirlo- esperanza.

Besos, la Bocachica rabiosa. Adolorida.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace mucho no me sentia tan identificada con algo, y mas aun cuando viviendo en otro pais (francia) trato de llevar el alto el nombre de mi pais y al hacer una exposicion sobre mi pais a la gente lo unico que le importa es que le explique sobre la droga y el terrorismo... y si... es duridimo

Anónimo dijo...

Daría todo por una revoluciòn, mi corazón siempre ha estado naufragando en el mar de la incertidumbre y cuando el sistema me quiere devorar, lucho, araño y salgo avante...pero la verdad no se como empezar, que debo hacer, sobre todo cuando todo parece estar confabulado y estructurado para que nada podamos hacer...

Luisga dijo...

Ay! Sin hablar de la verguenza que produce la deforestación a la que sometemos a nuestro país para calmar el delirio de las narices europeas y norteamericanas. Sin mencionar la verguenza de no querer tener hijos, por miedo al asco de vida que les espera porque contaminamos nuestras fuentes de agua con lluvias de glisfosato...
Tantas cosas que nos dan verguenza: La manipulación de los pobres con programas universitarios de mediopelo en universidades de garaje, el alza en la energía eléctrica por un fenómeno del niño que ha traído más lluvia que sol, la resignación triste y apabullada en los ojos de las persona que se sientan a mi lado en transmilenio...
Ay! Mi Bocachica, no podemos quedarnos en la verguenza. Construyamos desde éste dolor dignidad, identidad de género, ciudadanía inclusiva, solidaridad sin peros... Miremos que Lucho ha logrado hacer algo por los pobres, aunque El Tiempo, RCN y Caracol no hagan más que darle palo.
Un beso baboso!

Anónimo dijo...

Me impresiona tu claridad bocachica, lucidez necesaria en tiempos oscuros...
Gracias por existir...

bocachica gozoza dijo...

Bocachica con piel de gallina, ¿alguien vio alguna vez? Pues aquí tienen una.

La esperanza es algo que desde muy temprano asesinaron en esta tierra.

Sin embargo, entre nuestras escamas florecen pequeños hongos rebeldes.

Estamos preparando.