Kreit Vargas (Perú)

Espín ½

Función de onda ψ

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[Matriz Diagonal de lluvia]

Escribir desde la calma, desde las copas altas del reino de los suicidas, escribir la caída, el vértigo, los ojos como ganchos lanzados al cielo, escribir. Proponer al cuerpo una alianza silenciosa, la comunicación con cada una de sus células nefastas, persistiendo el sueño de la transparencia, persistir. Robar la materia dispuesta de los campos eléctricos, el origen de los seres mecánicos.

Evocación

[Sus partículas, sus coordenadas, su velocidad]

Los niños perdidos tejerán las mascaras, los preciados ornamentos, el oro de los que aguardan la voz de los bosques refugiados en la tierra, fieles asesinos de la muerte. Para correr en círculos y así ascender a través del aire, entre las ramas tejidas por los ojos de los hombres de silicio y sus portafolios repletos de océanos muertos, de tierra muerta, de aire muerto. Los niños perdidos y sus sueños imaginan, desean y odian, se levantan armados con los cráneos de los que se fueron, con sus voces añejadas como armas, se levantan.

Un símbolo sonoro, un instrumento basado en las matemáticas de la falsedad, en los códigos genéticos de las especies de la cólera. Pues el camino se angosta en esta parte del universo para confrontarnos. El terrorismo del sueño, el insomnio suelto por las ciudades fotocopiadas bajo los imperios del fascismo humano, el amanecer retrasado por el vuelo de los aviones y sus sensores desorientados por los cielos invertidos, volverán para llenarnos la boca de los circuitos de la complicidad.

Los niños perdidos esperan, inventan plataformas, envían señales de radio día y noche. Aguardan en la cima de los asentamientos de las culturas celestes, se aman en todas las formas predecibles e impredecibles con un doble sexo, que ofrendan sin miedo.